¿Me prestas la chaleca? ¿Y la blusa?
Siempre fui grande y nunca pude con mis amigas realizar el ritual de prestarse ropa porque yo siempre era la más grande de todas, y no sĂłlo de porte, sino que era más pesada tambiĂ©n. Tampoco tenĂa hermanas, por lo que heredar la ropa la ropa de mi tĂa que es al menos unos 20 años mayor que yo era el mayor consuelo que tenĂa a los 15 años. Pero un dĂa sĂ pude prestarle mi ropa a alguien. -¿Me prestas la chaleca? Es que me dio frĂo. En ningĂşn momento me iba a negar, asĂ que no necesitabas ninguna excusa ni justificaciĂłn ante tal requerimiento. Te la pase altiro, sin dudarlo, y me dio risa verte en ella, porque a mi me quedaba ajustada, mientras que a ti te quedaba más grande y larga, considerando nuestra diferencia de porte y anchura; podrĂa hasta decir que te veĂas usando un chaleco de tu mamá, pero te veĂas bonita: además estabas usando algo mĂo, y algo dentro, al centro de mi pecho empezĂł a cobrar calor. Eso fue algo que nunca hice, o pude hacer, o...