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Mostrando las entradas de julio, 2016

Miradas

Un día más en ese trabajo que odiaba un poco más a cada día que pasaba. Se sentaba, prendía el computador, dejaba su café a un lado después de haberle dado unos cuantos sorbos para entrar en calor, dejó su cartera en la silla contigua y su celular al lado del teclado. Un día más en que tuvo que dejar la comodidad de su cama para salir a ganar cochino (y hermoso) dinero. Un día más para verlo a él. Su rutina era sentarse, cumplir con las labores pendientes del día anterior, realizar el trabajo del día, ir a almorzar con sus compañeras, sentarse de nuevo y esperar a que llegara su trabajador favorito. Para mala suerte suya ahora ya no sentaba frente a ella, sino que atrás, así que verlo sería un poco más difícil. Hizo su aparción a eso de las 2 de la tarde. Pensó en sacar su espejo, ya que era una escusa perfecta para verlo sin que él se diese cuenta, pero pronto desechó esa idea porque, uno, jefa le mandaría un reto, y dos, que triste sería verlo por un espejo teniéndolo a penas a u...

miradas

Un día más en ese trabajo que odiaba un poco más a cada día que pasaba. Se sentaba, prendía el computador, dejaba su café a un lado después de haberle dado unos cuantos sorbos para entrar en calor, dejó su cartera en la silla contigua y su celular al lado del teclado. Un día más en que tuvo que dejar la comodidad de su cama para salir a ganar cochino (y hermoso) dinero. Un día más para verlo a él. Su rutina era sentarse, cumplir con las labores pendientes del día anterior, realizar el trabajo del día, ir a almorzar con sus compañeras, sentarse de nuevo y esperar a que llegara su trabajador favorito. Para mala suerte suya ahora ya no sentaba frente a ella, sino que atrás, así que verlo sería un poco más difícil. Hizo su aparción a eso de las 2 de la tarde. Pensó en sacar su espejo, ya que era una escusa perfecta para verlo sin que él se diese cuenta, pero pronto desechó esa idea porque, uno, jefa le mandaría un reto, y dos, que triste sería verlo por un espejo teniéndolo a penas a u...

miradas

Un día más en ese trabajo que odiaba un poco más a cada día que pasaba. Se sentaba, prendía el computador, dejaba su café a un lado después de haberle dado unos cuantos sorbos para entrar en calor, dejó su cartera en la silla contigua y su celular al lado del teclado. Un día más en que tuvo que dejar la comodidad de su cama para salir a ganar cochino (y hermoso) dinero. Un día más para verlo a él. Su rutina era sentarse, cumplir con las labores pendientes del día anterior, realizar el trabajo del día, ir a almorzar con sus compañeras, sentarse de nuevo y esperar a que llegara su trabajador favorito. Para mala suerte suya ahora ya no sentaba frente a ella, sino que atrás, así que verlo sería un poco más difícil. Hizo su aparción a eso de las 2 de la tarde. Pensó en sacar su espejo, ya que era una escusa perfecta para verlo sin que el se diese cuenta, pero pronto desechó la idea porque, uno, jefa le mandaría un reto, y dos, que triste sería verlo por un espejo teniéndolo a penas a un...

besos sorpresa

El día estaba frío y gris, uno típico más del mes de junio en este lado del mundo. Hace unos ventitantos años durante esta época los dos dejaban el calor de su hogar para ir a trabajar al centro de la ciudad, pero hoy iban a una hora al doctor; los años habían pasado y no habían sido en vano. Antes de salir tomaron desayuno viendo uno de los matinales que se daban a esa hora, se abrigaron y se tomaron un par de pastillas parte ya de su rutina diaria. Abrieron la reja y se tomaban las manos al bajar a la vereda para caminar unos 20 minutos. A veces en los trayectos hablaban todo el camino, otras veces se quedaban en silencio solo disfrutando su compañía, y en otras se dedicaban a mirarse de vez en cuando. Él la miraba hoy más que otros días, y eso le hizo sentir a ella un poco de vergüenza. Qué mira tanto pensaba, y trataba de ocultarse con la bufanda. Quizá se le había quedado una miga de pan en la mejilla o pasta de dientes en su ropa y él no le diría nada, ya que le gustaba reírs...