Hola
LleguĂ© a la hora acordada. Nos pusimos de acuerdo porque en verdad yo quise ponerme de acuerdo. Hace tiempo que no te veĂa y ahĂ estabas, tan sereno como siempre, en tu nuevo uniforme que, para quĂ© mentir, te quedaba bastante bien y me gustaba, aunque al mismo tiempo nunca estuve de acuerdo con lo que representaba. Siempre me preguntaba en quĂ© momento de la vida nos Ăbamos a encontrar de nuevo y aquĂ estamos, frente a frente, pero no era como querĂa verte.
----
Era un dĂa cualquiera y ajetreado en mi vida; esto de no saber quĂ© hacer con tu vida te hace correr de un lado para otro y te hace sentir viva. (Viva... quĂ© ironĂa en estos momentos porque tĂş ya no estabas en el mismo estado que yo). Vi gente corriendo por todos lados, apurada, gente sacando el celular para grabar lo que parecĂa ser un horrible accidente. CorrĂ porque soy curiosa, y si me morĂa corriendo, al menos morirĂa sabiendo. Al tiempo que corrĂa sentĂ algo en el pecho, un vacĂo que se hacĂa grande y pequeño al mismo tiempo, que bajaba y subĂa cada milisegundo, una angusta, una desesperaciĂłn, un presentimiento quizá, fue feo, no fue placentero, pero seguĂ corriendo y menos mal que lo hice. No sĂ© porque corrĂa, de verdad era curiosa, pero no lo era tanto. LleguĂ©. HabĂa un camiĂłn rojo con mangueras y unas camionetas verde con blanco. "Para esto corrĂ" pensĂ© y me sentĂ tonta. Pero de la nada la vi a ella, una señora que se parecĂa a ti y que una vez me saludĂł y me dio las gracias cuando Ăbamos entrando al colegio hace unos 15 o 16 años atrás; estaba llorando, estaba desesperada, no sabĂa lo que te pasaba y lo supe: habĂas partido. QuĂ© decir... quĂ© pensar...
Siempre habĂa querido volver a verte, me imaginaba muchos escenarios en mi mente. Te contarĂ© una: Me subĂ a la micro para ir a la u y pensĂ© en ti (una novedad debo decirte). Siempre pensaba en ti al menos una vez al dĂa durante todos estos años. Estaba ensimismada en mis pensamientos, soñando despierta como siempre lo hago mientras apoyaba mi espalda a la ventana y me afirmaba con una mano a uno de los fierros, y la vi, vi tu mano queriendo alcanzar la mĂa. Me asustĂ© mucho. Bueno, no, jajaja, la verdad es que mi corazĂłn dio un salto como hace años no lo hacĂa, porque vi tu mano ahĂ, acercándose a mĂ y como iba inmersa en mis pensamientos pensĂ© que era la tuya, te mirĂ© pero no eras tĂş, te parecĂas sĂ y ahĂ no sĂ© que hubiese hecho porque para más remate ese dĂa me veĂa fea, desaliñada, sin ninguna gracia. Ese era uno de mis mayores miedos, que cuando nos vieramos yo estuviera hecha bolsa, fea, despeinada y enrabiada (porque esta ciudad a las 8 de la noche en un dĂa normal no deja con una sonrisa ni a los payasos que se suben a cantar y "amenizar" el viaje (los odio, sobretodo los payasos) pero no hacen más que exasperar un poquito más a la gente). Y ese dĂa se estaba cumpliendo, pero como ya lo dije, no eras tĂş. Una pena y un alivio al mismo tiempo. ¿Por quĂ© nunca más nos vimos?
----
Es cierto, te veo, pero tĂş no me ves, Tienes los ojos cerrados, una cara de paz, una cara de adulto que nunca te habĂa visto llevar. Estás distinto, pero aĂşn eres el mismo. Te fuiste haciendo lo que te gustaba, pero algo que no me gustaba a mĂ.
----
Era un dĂa cualquiera y ajetreado en mi vida; esto de no saber quĂ© hacer con tu vida te hace correr de un lado para otro y te hace sentir viva. (Viva... quĂ© ironĂa en estos momentos porque tĂş ya no estabas en el mismo estado que yo). Vi gente corriendo por todos lados, apurada, gente sacando el celular para grabar lo que parecĂa ser un horrible accidente. CorrĂ porque soy curiosa, y si me morĂa corriendo, al menos morirĂa sabiendo. Al tiempo que corrĂa sentĂ algo en el pecho, un vacĂo que se hacĂa grande y pequeño al mismo tiempo, que bajaba y subĂa cada milisegundo, una angusta, una desesperaciĂłn, un presentimiento quizá, fue feo, no fue placentero, pero seguĂ corriendo y menos mal que lo hice. No sĂ© porque corrĂa, de verdad era curiosa, pero no lo era tanto. LleguĂ©. HabĂa un camiĂłn rojo con mangueras y unas camionetas verde con blanco. "Para esto corrĂ" pensĂ© y me sentĂ tonta. Pero de la nada la vi a ella, una señora que se parecĂa a ti y que una vez me saludĂł y me dio las gracias cuando Ăbamos entrando al colegio hace unos 15 o 16 años atrás; estaba llorando, estaba desesperada, no sabĂa lo que te pasaba y lo supe: habĂas partido. QuĂ© decir... quĂ© pensar...
Siempre habĂa querido volver a verte, me imaginaba muchos escenarios en mi mente. Te contarĂ© una: Me subĂ a la micro para ir a la u y pensĂ© en ti (una novedad debo decirte). Siempre pensaba en ti al menos una vez al dĂa durante todos estos años. Estaba ensimismada en mis pensamientos, soñando despierta como siempre lo hago mientras apoyaba mi espalda a la ventana y me afirmaba con una mano a uno de los fierros, y la vi, vi tu mano queriendo alcanzar la mĂa. Me asustĂ© mucho. Bueno, no, jajaja, la verdad es que mi corazĂłn dio un salto como hace años no lo hacĂa, porque vi tu mano ahĂ, acercándose a mĂ y como iba inmersa en mis pensamientos pensĂ© que era la tuya, te mirĂ© pero no eras tĂş, te parecĂas sĂ y ahĂ no sĂ© que hubiese hecho porque para más remate ese dĂa me veĂa fea, desaliñada, sin ninguna gracia. Ese era uno de mis mayores miedos, que cuando nos vieramos yo estuviera hecha bolsa, fea, despeinada y enrabiada (porque esta ciudad a las 8 de la noche en un dĂa normal no deja con una sonrisa ni a los payasos que se suben a cantar y "amenizar" el viaje (los odio, sobretodo los payasos) pero no hacen más que exasperar un poquito más a la gente). Y ese dĂa se estaba cumpliendo, pero como ya lo dije, no eras tĂş. Una pena y un alivio al mismo tiempo. ¿Por quĂ© nunca más nos vimos?
----
Es cierto, te veo, pero tĂş no me ves, Tienes los ojos cerrados, una cara de paz, una cara de adulto que nunca te habĂa visto llevar. Estás distinto, pero aĂşn eres el mismo. Te fuiste haciendo lo que te gustaba, pero algo que no me gustaba a mĂ.
Comentarios
Publicar un comentario