[Day 1: A new beginning] Un nuevo comienzo
Will miraba por la ventana de su pequeña casa mientras sus perros jugaban en la nieve. En realidad todo habĂa acabado, pensaba, al fin Hannibal estaba en la cárcel, por fin habĂa acabado esa pesadilla.
O eso era lo que pensaba.
Eso era lo que pensaba una parte de Ă©l, la parte pĂşblica, la parte que luchĂł tanto por lograr ese objetivo; eso pensaba tambiĂ©n Jack y Alana, y Ă©l querĂa convencerse de lo mismo, pero no podĂa. La pesadilla reciĂ©n habĂa comenzado. No paraba de pensar en el otro hombre. No podĂa parar de pensar en la taza que se habĂa roto y que nunca más se iba a poder juntar de nuevo, y tampoco podĂa parar sus pensamientos, sus recuerdos ante la viva imagen de Hannibal frente a Ă©l rompiĂ©ndosele el corazĂłn ahĂ mismo. Claro que era su objetivo, y cuando vio que se entregaba habĂa sido realmente un alivio. Sim embargo, con el pasar de los dĂas se daba cuenta que sus acciones antes de que Hannibal los intentara matar a todos no fueron exclusivamente parte el plan para capturarlo in fraganti, sino que Ă©l mismo querĂa disfrutar de la compañĂa de aquel otro hombre, que de un modo u otro lo comprendĂa, que pensaba como Ă©l; realmente estaba disfrutando su amistad, y quizás, sin darse cuenta esos sentimientos estaban evolucionando lenta, pero paulatinamente.
No lo entendĂa, y no querĂa pensar más.
Asà que se fue. Dejó todo atrás y volvió al lugar del que nunca debió haber salido, con sus botes, con sus perros y lejos del FBI, pero sobretodo lejos del hombre que cambió su vida.
Iba a ser un nuevo comienzo.
O eso era lo que pensaba.
Eso era lo que pensaba una parte de Ă©l, la parte pĂşblica, la parte que luchĂł tanto por lograr ese objetivo; eso pensaba tambiĂ©n Jack y Alana, y Ă©l querĂa convencerse de lo mismo, pero no podĂa. La pesadilla reciĂ©n habĂa comenzado. No paraba de pensar en el otro hombre. No podĂa parar de pensar en la taza que se habĂa roto y que nunca más se iba a poder juntar de nuevo, y tampoco podĂa parar sus pensamientos, sus recuerdos ante la viva imagen de Hannibal frente a Ă©l rompiĂ©ndosele el corazĂłn ahĂ mismo. Claro que era su objetivo, y cuando vio que se entregaba habĂa sido realmente un alivio. Sim embargo, con el pasar de los dĂas se daba cuenta que sus acciones antes de que Hannibal los intentara matar a todos no fueron exclusivamente parte el plan para capturarlo in fraganti, sino que Ă©l mismo querĂa disfrutar de la compañĂa de aquel otro hombre, que de un modo u otro lo comprendĂa, que pensaba como Ă©l; realmente estaba disfrutando su amistad, y quizás, sin darse cuenta esos sentimientos estaban evolucionando lenta, pero paulatinamente.
No lo entendĂa, y no querĂa pensar más.
Asà que se fue. Dejó todo atrás y volvió al lugar del que nunca debió haber salido, con sus botes, con sus perros y lejos del FBI, pero sobretodo lejos del hombre que cambió su vida.
Iba a ser un nuevo comienzo.
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