Ganas
Tenía ganas de llorar y no sabía bien por qué. Hoy había sido un buen día y aún así sentía que no había sido suficiente, sentía su pecho pesado y cansado, como si el haber esperado tanto tiempo el día y que este haya pasado en un abrir y cerrar de ojos fuese un hecho triste. El tiempo es relativo, se repitió, mientras intentaba acomodarse entre la multitud del metro subterráneo a esa hora de la tarde, hasta que sintió vibrar su celular, sacándolo del bolsillo y viendo esos dos mensajes que le sacaron una sonrisa y un par de lágrimas de su corazón. No todo era malo, y sintió un alivio en su pecho mientas escuchaba como una voz se colaba entre su música para indicarle que había llegado a destino, así que se desacomodó de la gente y salió de entre la multitud sintiendo que ahora sí sabía por qué llorar.
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