emoción comunitaria

Hizo la combinación en Franklin hacia la línea 6 del metro. Estaba emocionada y contenta, de hecho se sentía hasta huasa por la felicidad que le producía probar el nuevo recorrido. Subió para luego bajar por las escaleras mecánicas. Olía a nuevo, a cemento, a recién inaugurado, entre los colores verdes y morados que la decoraban. Llegó al andén y ahí estaban las puertas antisuicidio como las llamaba la televisión; ahora eran una rareza, pero serían cada vez más comunes a medida que pasaran los años. Cuando llegó el tren, subió con un grupo de personas y ¿han cachado ese sentimiento de comunidad, cuando todos se sienten de una misma forma? así se sentía, todos los que iban entrando miraban a todos lados, los que iban acompañados comentaban que los vagones eran más espaciosos y que además estaba fresco, ya que a pesar de ser solo las 7am., en esos días de octubre el calor ya se hacía notar temprano en la mañana. Ella misma no pudo evitar y emitir una sonrisa, y cuando miró al frente, una señora hacía lo mismo, mientras otros sonreían más nerviosos e incluso a alguno se les notaba la emoción en los ojos.
Llegó a Estadio Nacional y se bajó del tren, subió las escaleras y llegó a la calle en la cual, como en casi cada estación de metro de la capital, un par de puestos vendiendo pancito con té y/o café, o leches y jugos se ubicaban alrededor.
Así había sido su primera vez.

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