𝕨𝕙𝕒𝕥 𝕀 𝕨𝕒𝕟𝕥, 𝕨𝕙𝕒𝕥 𝕀 𝕕𝕖𝕤𝕚𝕣𝕖

Estaban las dos caminando bajo a la noche y hace tiempo que no se veían. A veces creía que su amiga no la extrañaba, que estaba en otra parada en la vida, que había crecido con creces más que ella y que por ende ya no se parecían, pero esas caminatas que no hacían hace mucho regresando de sus juntas en horas de la madrugada ayudaban, eran un poco de terapía, era como si al avanzar, al mover sus pies sus corazones también desengranaran sus tuercas y se soltaran un poco, no todo, pero algo. Su amiga la conocía y sabía que pasaba algo, le dijo una verdad y no toda la mentira, pero ambas sabían que ese no era el momento, sería en otra ocasión. Era lindo, estaba feliz, le daba miedo no encajar más, pero la otra mujer no la hizo sentir así; seguían siendo compañeras y amigas. Se despidieron y sintió como si una caminata a la playa conversando con su amiga bajo la luz de la noche sería la solución a muchos de sus males.

la necesidad de arreglar todo conmigo para partir de nuevo

-me siento mal -¿y por qué? -no sé, siento que molesto, que en realidad nadie me quiere, que no importo, que no sé ni hablar -estás volviendo -me da miedo -no quieres caer -no -pero ya sabes qué es

Hizo la combinación en Franklin hacia la línea 6 del metro. Estaba emocionada y contenta, de hecho se sentía hasta huasa por la felicidad que le producía probar el nuevo recorrido. Subió para luego bajar por las escaleras mecánicas. Olía a nuevo, a cemento, a recién inaugurado, entre los colores verdes y morados que la decoraban. Llegó al andén y ahí estaban las puertas antisuicidio como las llamaba la televisión; ahora eran una rareza, pero serían cada vez más comunes a medida que pasaran los años. Cuando llegó el tren, subió con un grupo de personas y ¿han cachado ese sentimiento de comunidad, cuando todos se sienten de una misma forma? así se sentía, todos los que iban entrando miraban a todos lados, los que iban acompañados comentaban que los vagones eran más espaciosos y que además estaba fresco, ya que a pesar de ser solo las 7am., en esos días de octubre el calor ya se hacía notar temprano en la mañana. Ella misma no pudo evitar y emitir una sonrisa, y cuando miró al frente, una...

De nuevo se había sentado a ver una de las tantas series que tenía pendiente, películas y mini historias repartidas por su habitación, y en ese preciso instante tenía rabia. ¿Por qué los personajes tenían que sufrir tanto, porque debían haber tantos malos entendidos? Siempre pensaba que cuando leyó Romeo y Julieta se rió mucho ya que todo estaba causado por la falta de comunicación entre los dos adolescentes, si tan solo se hubiesen hablado, pensaba, nada habría pasado y quizás su amor adolescente hubiese durado lo que un amor así dura, poco, pero hubiese sido intenso. -¿Y por qué no se lo dices? -escuchó como le decía cierta voz. -¿Qué cosa? -¿quí cosa?- respondió la voz en tono burlón. -Ahhh que eres pesado -a lo que se tiró en la cama y cubrió su rostro con la almohada- No es tan fácil hacerlo. Y ahí se encontró, en su propio drama amoroso de novela.