Siempre he sido espectadora, y lo mejor (o peor) es que me gusta serlo, o me gustaba. Nadie puede negar que no involucrase mucho ni ponerse mucho en riesgo tiene su encanto: siempre est谩s seguro, nadie te puede hacer da帽o ni criticar por lo que dices o por c贸mo te comportas. Puedes pasar meses y hasta a帽os as铆, pero llega, llega ese momento en el que te cansas, en que quieres explorar, ver y sentir otras cosas. Claramente no es f谩cil, pero empiezas con babysteps , uno a uno, de a poquito. Primero lo sientes, te das cuenta, luego de meditarlo por un rato te das cuenta de que saliste un poco de la seguridad que se escond铆a dentro de ti para dejar que las personas desconocidas y hasta conocidas te toquen, te cuenten, te pasen; dejas que las situaciones y los momentos te envuelvan. Te encierras en otro tipo de mundo, y m谩s que encerrarte, es abrirte. Cuando llevas un tiempo fuera de tu rol de espectador te das cuenta de las muchas cosas que perdiste mientras ve铆as tu vida pasar sin cue...