Querer(se)
2. A story about rising to a challenge
Siempre era la misma rutina: levantarse, ir a trabajar, llegar a la casa, hacer algo para distraerse y dormir. Pero habĂa algo en esa rutina que ella no percibiĂł, hasta que un dĂa notĂł que esquivaba los espejos de la casa, sobretodo aquellos de cuerpo entero.
Cuando se habĂa ido a vivir sola comprĂł dos de esos para poner uno en su closet y otro a la salida del baño. PensĂł que era una buena idea ya que asĂ al fin podrĂa ver como le quedaba todo el conjunto de ropa que se ponĂa y sacar una foto decente a su look. Pero de a poco eso fue cambiando, fue odiando esas paredes que reflejan lo peor de ti, lo que todos te dicen que debes cambiar, asĂ que de a poco los fue evitando, escondiendo, tapando con la ropa o hasta poniĂ©ndolos detrás de las puertas (incluso si eso significara mala suerte segĂşn gente que viviĂł hace muchos años atrás). Era difĂcil. Se fue hundiendo de a poco en los defectos que en verdad poco importan al final de los dĂas. ¿QuĂ© daba más si pesaba más o menos de lo que todos le decĂan?
"DeberĂas hacer dieta, hacer más ejercicio, estudiar esto y no esto otro, salir con esas personas, deberĂas salir más, salir menos, deberĂas, deberĂas, deberĂas..."
Nunca iba a cumplir todos los deseos de los demás y eso la agobiaba un poco, bastante en verdad.
Se dio cuenta de eso y de dejĂł de esclavizarse por cosas que de plano no querĂa cambiar o que ya importaban poco en verdad. EmpezĂł a verse más al espejo, de a poco. DejĂł de evitarlos en la mañana,al verse desnuda frente a Ă©l, al verse con pijama, ropa ajustada o ropa suelta. DejĂł ese pĂ©simo hábito. AĂşn le costaba verse a sĂ misma en espejos fuera de la casa, sobretodo cuando habĂa más gente alrededor suyo, pero ya lo hacĂa en su casa y eso era un pequeño paso de los muchos que le faltaban por dar para quererse un poco más cada dĂa.
Cuando se habĂa ido a vivir sola comprĂł dos de esos para poner uno en su closet y otro a la salida del baño. PensĂł que era una buena idea ya que asĂ al fin podrĂa ver como le quedaba todo el conjunto de ropa que se ponĂa y sacar una foto decente a su look. Pero de a poco eso fue cambiando, fue odiando esas paredes que reflejan lo peor de ti, lo que todos te dicen que debes cambiar, asĂ que de a poco los fue evitando, escondiendo, tapando con la ropa o hasta poniĂ©ndolos detrás de las puertas (incluso si eso significara mala suerte segĂşn gente que viviĂł hace muchos años atrás). Era difĂcil. Se fue hundiendo de a poco en los defectos que en verdad poco importan al final de los dĂas. ¿QuĂ© daba más si pesaba más o menos de lo que todos le decĂan?
"DeberĂas hacer dieta, hacer más ejercicio, estudiar esto y no esto otro, salir con esas personas, deberĂas salir más, salir menos, deberĂas, deberĂas, deberĂas..."
Nunca iba a cumplir todos los deseos de los demás y eso la agobiaba un poco, bastante en verdad.
Se dio cuenta de eso y de dejĂł de esclavizarse por cosas que de plano no querĂa cambiar o que ya importaban poco en verdad. EmpezĂł a verse más al espejo, de a poco. DejĂł de evitarlos en la mañana,al verse desnuda frente a Ă©l, al verse con pijama, ropa ajustada o ropa suelta. DejĂł ese pĂ©simo hábito. AĂşn le costaba verse a sĂ misma en espejos fuera de la casa, sobretodo cuando habĂa más gente alrededor suyo, pero ya lo hacĂa en su casa y eso era un pequeño paso de los muchos que le faltaban por dar para quererse un poco más cada dĂa.
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