La Niña de las Trenzas
Un relato, mini cuento, mini no-sé-qué-pero-algo-es para la Isi, quien quizá no es mi mejor amiga, a quién quizá ni siquiera conozco hace muchos años, pero es mi amiga, mi buena amiga <3 tkm mucho, ridi.
Cuando entré a la u conocía a una amiga por twitter, a otra la conocí el primer día que fui a la u a una charla y a otra amiga la conocí en clases. Por cosas de la vida, la misma bida que bale berga, cada una tomó caminos distintos.
El 2014 iba a ser un año difícil para mí. Estaba nerviosa por todo, ni siquiera me sentía capaz de cursar los ramos que me tocaban ese año porque, pucha, no creía en que todo lo que había hecho en el pasado fuera suficiente para estar ahí. Y así empezó ese año, sin mucha fe, sin mucha esperanza, pasando a llevar así el lema que escogí para recordar siempre.
En las clases de literatura, las primeras clases donde conocía a gente, pero que a la vez no conocía, siempre veía a esta niña con el pelo de colores raros, siempre, pero siempre haciéndose cosas distintas en el pelo. Un día apareció con su chasquilla color verde, después tenía mechones naranjos, rosas, y tenía un arcoiris en el pelo. Creía nunca haberla visto, pero si lo había hecho, siempre andaba acompañada por sus amigas, sobretodo una que siempre iba con colores distintos en el pelo, a quienes veía saliendo de sus clases de fonología cuando yo recién estaba con fonética. Bueno, la cosa es que siempre se hacía cosas bonitas en su pelo. De algún modo me daba envidia. Tenía ese pelo como rubio, pero no totalmente rubio, y cualquier color le quedaba bien, y en verdad siempre se veía bien con el peinado que se hiciera. Hasta que un día supe quien era. Y la envidié aún más porque vivía como a dos pasos de la u mientras que yo vivía a... bueno, a muchos más pasos que ella. De algún modo que no recuerdo bien nos hicimos cercanas, empezamos a hacer trabajos juntas, a hablar más, a conocernos al final. Lo que no olvido sí es como supe que era su amiga. Muy raro a decir verdad, pero me acuerdo. Estábamos en unas presentaciones de práctica en las cuales uno necesitaba ayuda de los compañeros o amigos para hacer que las slides pasaran para que uno se pudiera concentrar completamente en lo que tenía que decir. Yo estaba como paveando, y de la nada esta niña me dijo "¿me podí ayudar con el pe pe te?" y yo así como "¿yo?", y bueno, sí, era yo. De alguna manera, desde ese momento nos hicimos cercanas. Y la niña seguía haciéndose trenzas en el pelo.
Fui notando que se hacía trenzas cuando estaba aburrida. También fui notando que era de esas personas que no anotan nada en clase porque en realidad no lo necesitan. También me di cuenta que mira su celular mucho rato en clases. Mu-cho ra-to. Noté que su sitio favorito para estar durante las clases era Instagram, seguido por Facebook. En el primero pasaba mucho más rato sí según yo, viendo lo que sube la gente a la que sigue, editando fotos que después me daría cuenta nunca sube, viendo sus propias fotos sacadas en cualquier lugar, y fotos, más fotos. En Facebook en verdad nunca sé que hace. Podría decir con propiedad que su clase favorita para ver el celular en literatura. Pero aún no he dicho lo mejor: lo hace descaradamente. Nada de tenerlo bajo la tabla de la mesa, no, nada de eso, el celular iba arriba de la mesa, a la altura de su pecho, y a veces incluso a la altura de su cara. Yo nica podría hacer eso, primero porque qué plancha, y segundo porque me cacharían en cualquier momento, pero por algún motivo ella pasa piola, y si la notan no le dicen nada porque ya están acostumbrados a la niña de las trenzas y el celular.
Podría decir que sus trenzas favoritas son la trenza maría, ese tipo de trenza que va pegado al pelo, y últimamente su tipo favorito es esa trenza de a dos con las cuales puedes tomarte todo el pelo y las cuales les sentaría bien un par de flores tal como lo hace esa cantante nacional que tanto odia y que yo tanto disfruto.
Otra cosa que me fui percatando es que disfruta mucho la música. Todo tipo de música. Siempre la imagino haciendo trenzas con una buena música de fondo. Una linda imagen si uno lo piensa (mi profesor de literatura estaría orgulloso al saber que sí sé lo que es una imagen en la literatura, pero eso es otra historia). Trenzas. Música. Una buena combinación. Dedica, según ella misma me ha comentado en primera fuente, que invierte tiempo en eso, y un día pude comprobarlo al notar la cantidad abrumadora de música que tenía en su computador (de la procedencia de dicha música no hablaremos en esta ocasión porque ni yo la sé, pero sé que todos saben de donde es). Y no solo tenía un estilo de música, al contrario, tenía mucha y de los más diversos estilos, hasta ese que me gusta a mí y que está de moda en varias partes del mundo. No revelaré su grupo adolescente favorito, pero esos niños tienen muy buena música a pesar de ser solo una boyband. Tampoco hablaré de su amor por cierto personaje de que hasta el cual hasta tiene un poster, porque, para qué. En verdad quiero, pero es un secreto a voces y ya deben saberlo.
La obsesión es otro aspecto en su personalidad que no se puede escapar. El primer trabajo que hicimos juntas para la u tenía tablas, y yo que no sufro de ver las cosas un poco descompaginadas cometí el error de mandarle un documento donde dichas tablas estaban desordenadas. "Total es un borrador, después las arregló" pensé, pero, bueno, en ese entonces no sabía que la niña de las trenzas sufría desde el fondo de su ser ver cosas desordenadas, que no calzaran, que no estuvieran completas, aunque fueran un borrador. Es así, como yo sin saberlo, invirtió varios minutos de su vida (sin temor hasta me atrevería a decir que fueron horas) gastadas en tan ardua tarea, aunque, repito, fuese un borrador. Después, claro, me daría cuenta que eso se aplicaba a varios aspectos más de su vida. La ropa que tenía que combinar, que no le gustaba la gente desordenada para vestirse; lo respetaba, pero como de nuevo la niña de las trenzas me afirmó de primera fuente, a veces le picaban los dedos para arreglar tamaño desastre en la ropa de la gente. Una vez fui testigo de la forma en que casi se vuelve loca cuando una profesora dibujó en la pizarra un triángulo no completo. Yo no sentí nada, de hecho el triángulo era hasta bonito aunque no estuviese completo, pero ella, y varios compañeros más estaban locos porque la profesora pusiera ese bendito trazo de no más de 5 cm para que todo estuviera completo y en su lugar. Una locura pienso a veces, pero cada uno con su locura.
Estaba en Facebook cuando me acordé de la niña de las trenzas. Un relato escrito por una tal MM, sí, y no NN, en el cual dice que su abuela le decía que cuando uno estuviera triste tenía que hacerse trenzas. Interesante. Quizás si me hubiesen dicho eso cuando la conocía solo de vista quizá podría haber pensado "bueno, quizá sí", pero ahora me doy cuenta que en verdad tiene razón esta historia de red social. La pena en ella no se nota, el cansancio de la vida en ella no se nota, y si lo notas puedes decir que no solo está mal, sino que esta re mal, onda recontrarequetemal, porque ella no está mal por cosas simples, ella está mal por cosas acumuladas, por cosas profundas, no por cosas que no son del ahora y ya. No como cierto personaje que no nombraré aquí, pero que yo sé quien es.
Y es que esa es otra característica de ella. Si tuviera el poder de destinar a las personas a su trabajo u ocupación ideal, sin pensarlo dos veces la nombraría Consejera Profesional. Consejera con s, porque Concejera con c ni siquiera existe y Concejal es una profesión bastante distinta, aunque serviría igual porque le enferma la injusticia, pero, como dije, su carrera definitivamente es ser Consejera, y con mayúscula. Todo en su vida puede estar mal, su vida puede ser ochorrocientastrecientocuarentavenitemil veces peor que la tuya, pero ella dejará de lado su ser para estar a entera disposición de escuchar todos los problemas que tengas, desde "qué color me queda mejor" hasta las llamadas y muy bien conocidas por cualquier alumno que esté estudiando, las llamadas crisis vocacionales. Seguramente lo primero que hará sin siquiera abrir la boca es permitirte aclarar tu mente y hasta hacerte ver que tu problema no es el peor del mundo, y que si lo es tiene solución, porque todo tiene solución en esta vida, menos la muerte... aún. La mejor consejera del mundo, esa es la niña de las trenzas.
Quizá las trenzas, aquellas que según el relato de una abuela ayudan a liberar tus penas, son las que le dan la sabiduría para estar en este mundo. Porque quizás las trenzas son las que le dieron esa sabiduría hace muchos atrás, porque estoy segura que ella es un alma vieja puesta en un cuerpo que parece mucho más joven de lo que es, incluso en esta vida, porque esas trenzas, quizá, son las que inspiraron el relato de la abuela años atrás, y que quizá aprendió en sus primeras vidas. Quizá, muchos quizás, pero hay dos quizá que no existen en este momento. El primer quizá que no tiene lugar aquí es que la niña de las trenzas es maravillosa en todo sentido, y el segundo quizá que no existe es que indudablemente la niña de las trenzas existe en el aquí y en el ahora, y que nadie pudo haber puesto a una mejor niña de las trenzas en mi camino. Quizá este sea el único relato que escriba sobre la niña de las trenzas, como tal vez puede que sea el primero de muchos, pero aquí al menos quedaran estas palabras, para que el mundo sepa que la niña de las trenzas existe, y seguirá existiendo por sus trenzas y mucho más.
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