plato de segunda mesa

Descaradamente me di cuenta de como la mirabas. Estabas sentado ahĂ­ intentando coquetear con ella, dándole de tu cerveza mientras tĂş no tomabas y mientras ella no tenĂ­a en su mano el vaso de vodka con bebida. ¿QuĂ© estabas esperando? Normalmente no habla mucho con gente que no son sus amigos, que al final son gente que suele demorarse mucho tiempo en conocer. Quizá si lo sabĂ­as, asĂ­ que por eso le ofrecĂ­as más tragos para que se soltara y te dijera que sĂ­. Pero no. No. Lo que no sabĂ­as es que habĂ­a alguien más, una persona que ni siquiera sus cercanas conocĂ­an, y que claramente no eras tĂş, porque ella no estaba interesada en ti, sin embargo ni lo notaste porque sĂłlo querĂ­as a alguien por la noche, ¿verdad? "Muy elemental, mi querido Watson", como dirĂ­a Sherlock Holmes, quien en verdad nunca dijo esa cĂ©lebre frase. Tu confirmaciĂłn vino con un no por parte de ella. Que triste. Y peor para mĂ­ que convertĂ­ en el plato de segunda mesa. Pero lo peor no es eso, lo peor es que te dejĂ©, y al otro dĂ­a nada, nada de nada, pero absolutamente nada. Ese es mi mal, siempre es mi amiga y no yo. Cuento conocido.

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