Est谩bamos subiendo la escalera del metro, despu茅s de haber viajado un par de estaciones juntas, nos dispusimos a subir a la superficie. Te d铆 la mano, he so帽ado mucho con ese acto 煤ltimamente. No entrelazamos los dedos y te vi inc贸moda, te tom茅 el brazo, pero con un movimiento que no logr茅 captar, hiciste bajar mi mano a la tuya de nuevo. Estaba helada y la m铆a tibia, el contraste de siempre. Al llegar arriba un caballero junto a su hija nos habla para preguntarnos una direcci贸n. T煤 con tu amable personalidad a los desconocidos, procediste a darle las indicaciones, mientras soltabas nuestro agarre y met铆as tu mano al bolsillo, dej谩ndolo abierto, invitando a mis dedos a juntarse con los tuyos en ese espacio de tu abrigo morado, para luego mirarme brevemente con una sonrisa y seguir hablando con aquel hombre que parec铆a amable. Pero siempre hab铆a que tener cuidado, como muchas veces me has dicho, por lo que ahora ten铆amos que volver a nuestro peque帽o espacio seguro en medio de esta ...